Fue por eso
por lo que, cuando el famoso circo Irizarri visitó Montevideo, grande fue la
sorpresa de su dueño y presentador al crecerle los enanos, alguno de ellos,
incluso, veteranos en la empresa.
—Me
preocupé cuando el presidente uruguayo bajó con su helicóptero cuando vio las cámaras
de unos periodistas que nos entrevistaban, y nos deseó “suerte”, en lugar de “merde”.
En ese momento pensé que era una costumbre uruguaya, como el mate, pero al otro
día mis enanos se transformaron en personas de un metro setenta. ¡Ni siquiera
sirven como gigantes! ¡Podrían haber crecido hasta los dos metros y medio!, pero
no, ahora son gente promedio que no tiene ninguna utilidad. ¿Es que el
presidente uruguayo me va a suministrar enanos? ¿Por qué no se hace cargo y se
ofrece él mismo para el puesto? Tiene la estatura adecuada… —dijo molesto Carlos
Irizarri, el dueño del circo Irizarri.
Este medio
intentó que el presidente uruguayo hiciera declaraciones al respecto, pero su
jefe de prensa afirmó que no lo veía hacía semanas en su puesto de trabajo, y
que era difícil ubicar al helicóptero donde vivía actualmente.
TO.
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